jueves, 1 de septiembre de 2011

COLUMNA PERIODÍSTICA PARA TEMA, ORGANIZACIÓN DE IDEAS, RESUMEN Y COMENTARIO CRÍTICO

John Carlin

   En "El País":

'Hooligans' 'versus' indignados
JOHN CARLIN 11/08/2011

   Si hay una debilidad humana que nos define prácticamente a todos es nuestro apego a las ideas fijas. Buscamos pruebas que las apoyen en los lugares más recónditos o nos negamos ciegamente a aceptar los hechos que las refutan. Caemos todos en ello, los poderosos que deciden nuestros destinos y los que andamos por el mundo haciendo lo que podemos.
   Una rígida opinión que yo alimento desde hace tiempo (y siempre que la oportunidad se presenta) es que la sociedad española es más sana que la inglesa. Esta misma semana he encontrado una nueva razón para consolidar mi prejuicio. Me refiero a los disturbios en Londres, que se han extendido por el resto de Inglaterra.
   Evidentemente lo que hay de fondo aquí es un descontento social, una insatisfacción con el mundo como es. ¿Cómo responden los ingleses? Pues robando televisores de pantalla plana y zapatillas deportivas, e incendiando coches y casas. ¿Cómo responden los españoles? Pues como han hecho los indignados del movimiento 15-M.
   Ahora, di lo que quieras de los indignados -que les falta coherencia, que carecen de propuestas realistas, que son unos quijotes- pero lo que les motiva es el deseo de que tengamos un mundo mejor. Sus impulsos son nobles; sus acciones, claramente políticas. Quieren ocupar la Puerta del Sol, no quemarla y saquear El Corte Inglés. El origen del movimiento está en el desempleo, en la injusticia social, en los grotescos bonus que reciben los primeros responsables de la crisis que sacude el mundo.
   El origen de los disturbios ingleses fue la muerte a tiros a manos de la policía de un tipo que, según parece, no disparó antes, pero sí iba armado con pistola, y sí era un pandillero y un matón, y probablemente traficaba con drogas. Como mártires para la causa se me ocurre que debe de haber mejores candidatos. Eso sí, la reacción a su fallecimiento ha sido coherente. Los cabreados ingleses han imitado su ejemplo: violencia, criminalidad, hooliganismo. Pero idealismo político: ni pío.
   Igual me equivoco, claro, o estoy siendo deshonestamente selectivo con las pruebas que aporto para apoyar mi tesis. (Por supuesto que hay muchas cosas buenas en Inglaterra: carecen de esa pomposa solemnidad que se da tanto en los españoles, los cultos son muy cultos, la tele es mejor, etcétera) Pero a día de hoy estoy más convencido que nunca de que la generalidad de la sociedad española -la generalidad, insisto- es mucho más civilizada que la generalidad de la inglesa.

TEXTO PERIODÍSTICO (CRÍTICA DE CINE), COMO EJEMPLO DE TEMA, RESUMEN Y COMENTARIO CRÍTICO.

George Clooney

En "El País":

Clooney hace un retrato demoledor de la clase política

CARLOS BOYERO 01/09/2011

(...)
   El arranque de la sección oficial [de la Mostra de Venecia] con la espléndida The Ides of March ha estado a la altura de esa calidad que imaginamos. La dirige un tipo dotado de infinitas cualidades, incluida la inteligencia. Su nombre es George Clooney, alguien que desprende tanta brillantez y magnetismo que el cotilleo hepático necesita adjudicarle una doble vida, intentando escarbar en la presunta homosexualidad y la negativa a salir del armario del hombre que enamora a todas las mujeres en posesión de buen gusto. Si eso fuera cierto, Clooney tiene el sagrado derecho a hacer lo que le dé la gana con su privacidad, pero como resulta transparente que su arte y su personalidad son inatacables urge encontrarle algún fallo, demostrar que la gran estrella del cine actual utiliza cotidianamente la hipocresía para acorazar su imagen del galán al que aman las hembras.
   Y precisamente su película The Ides of March es un retrato implacable de la hipocresía, de lo que esconden las apariencias, de la inevitable corrupción y el cinismo arrogante que alimenta a la maquinaria política. Basada en una obra teatral, describe la batalla entre los dos candidatos del Partido Demócrata durante la campaña por las elecciones primarias en el Estado de Ohio, y cuyo resultado, debido a su trascendencia estratégica, puede ser indicativo de quién va a alcanzar en el futuro la presidencia de Estados Unidos.
   Cuentan que en la carrera de Obama hacia la jefatura del imperio fue fundamental el imaginativo y poderoso cerebro de un chaval de 25 años que le escribía los discursos, creaba eslóganes dotados de inmensa capacidad de comunicación, manejaba con credibilidad las ideas que se pretendían vender a los futuros votantes. El protagonista de The Ides of March reúne inicialmente las características de aquel personaje. También es idealista, cree en el mensaje que predica y mantiene una lealtad inquebrantable hacia el político para el que trabaja. Progresivamente este hombre descubrirá con estupefacción y terror que nada es lo que parece, que los comportamientos no guardan relación con las palabras, que la maquinaria electoral se rige por una farsa abyecta que utiliza la mentira, la ocultación, los pactos más turbios y la traición con el único y sagrado objetivo de ganar, de tomar el poder. También percibirá cómo su pretendida integridad moral no es inmune a esa cloaca, que sus principios se resquebrajan, que para continuar pisando firme en ese universo se exige una conducta artera, hacer irreparables renuncias, especializarse en el chantaje, dominar las obscenas reglas del juego.
   Clooney retrata ese temible mundo con lucidez feroz, sin apelar al maniqueísmo, haciendo creíble la desvergüenza y las contradicciones sin sentido de culpa de los profesionales de la política, un mundo en el que el único pecado es fracasar en la toma del poder. Si en Buenas noches y buena suerte Clooney exaltaba la imagen del periodismo independiente enfrentándose a los abusos y las persecuciones del Gobierno, aquí solo existe desolación ante la falta de escrúpulos de los que controlan el tinglado. Vuelve a demostrar que es un poderoso narrador de historias. Siendo un actor deslumbrante en comedia y en drama, conoce los secretos para extraer lo mejor de los de su gremio. Ofrece el protagonismo al inquietante actor joven Ryan Gosling, pero se encarga de que esté arropado por los mejores pesos pesados del mercado. Él se reserva un papel sabroso y logra el milagro de que veamos actuar juntos a la crema de su profesión, a los extraordinarios Philip Seymour Hoffman, Paul Giamatti y Marisa Tomei. Esta película deja una sensación tan amarga como necesaria.