miércoles, 25 de noviembre de 2009

SELECTIVIDAD. Observaciones sobre la cuestión "Comentario crítico del contenido del texto"



Estas observaciones proceden de la Ponencia de Selectividad. (Próximamente, serán ampliadas en otra "entrada" de este blog).

La finalidad es evaluar la capacidad del examinando para enjuiciar lo dicho en el texto, asintiendo, disintiendo o matizando de forma razonada, pertinente y rigurosa. En otras palabras, se solicita del estudiante el enjuiciamiento y valoración del contenido del texto, así como su opinión sobre el tema.
No hay, pues, recetas ni esquemas preestablecidos ni un solo modo de realizar un comentario crítico sobre el contenido del texto, pues caben diversos enfoques y distintos métodos. No obstante, la Ponencia considera oportuno insistir en qué consiste el comentario crítico del contenido del texto y resaltar, desde la experiencia adquirida en la corrección de los exámenes, cuáles son los errores más frecuentes detectados en la realización de dicho comentario
para evitar su reiteración.


Por comentario crítico se entiende una valoración personal del texto mediante criterios objetivos y explícitos. Consiste, por tanto, en la expresión de juicios interpretativos y valorativos del texto. Tanto la interpretación del texto como la valoración han de fundamentarse en razones y argumentos convincentes.


El comentario crítico no es un resumen, ni volver a copiar el texto con otras palabras, ni una impresión subjetiva, laudatoria o detractora; es dar una respuesta a las cuestiones que plantea el texto. Por eso, consiste principalmente en destacar, afirmar, negar u objetar algo a lo expuesto y, para ello, es necesario tener una opinión sobre el tema, tener una mínima información. Para llevar a cabo esa valoración, el alumno deberá confrontar las ideas expuestas en el texto con la visión personal que tiene sobre el mismo.


Se sugiere que se adopten los pasos siguientes:


1. Adopción por parte del alumno de un determinado punto de vista (perspectiva objetiva o subjetiva) ante el tema básico o la tesis desarrollada en el texto.


2. Confrontación del punto de vista adoptado con las ideas, juicios, razonamientos..., desplegados por el autor en el proceso del discurso.


3. Conclusión sintética y personal (objetiva o subjetiva, razonada por supuesto, y ajena a opiniones arbitrarias).


En cualquier caso, deben evitarse errores tan frecuentes como:
- Expresar impresiones personales de agrado o rechazo sin justificar.
- Limitarnos a expresar la adhesión o rechazo al texto con “un estoy de acuerdo con lo que dice...”.
- Reproducir un esquema fijo, predeterminado e inadecuado al texto. Muchos de los apartados a los que se intenta responder quedan vacíos de contenido.
- Entender crítica como censura.
- Aprovechar el texto para el desarrollo del tema de teoría o historia de la literatura.
- Fórmulas memorísticas, estereotipadas, comentario previo, prescindiendo del texto.
- Intentar encontrar los errores de coherencia o cohesión que no existen en el texto.
- Volver a contar, de forma más extensa, el resumen del texto.
- Pretender hacer un ejercicio de crítica literaria (plano fónico, léxico, morfosintáctico...).

SELECTIVIDAD. Indicaciones para la realización de las tres primeras cuestiones



   Según la Ponencia de Selectividad, éstos son los criterios específicos de corrección para las tres primeras cuestiones (Tema y Organización de Ideas, Resumen, Comentario crítico del contenido del texto):

Criterios específicos para la calificación de las preguntas:



Pregunta 1. Se otorgará un máximo de 1,5 puntos a la explicación adecuada de la organización de las ideas del texto si:
- Se identifican las partes del texto de forma justificada por su contenido.
- Se expone la organización de ideas y la relación entre las partes, y se determina, en su caso, el tipo de estructura existente.
Se reducirá la puntuación cuando:
- Se trate de explicar o interpretar el contenido del texto.
- Se enumeren simplemente las ideas por orden de aparición.
- No se observen las partes y la relación entre las mismas.


Pregunta 2. Se calificará con un máximo de 0,5 puntos la mención correcta del tema y con un máximo de un 1 punto el resumen correcto del texto.
La mención del tema, para lograr el máximo de 0,5 puntos, implica su expresión de forma concreta en pocas palabras.
El resumen debe ser breve, completo y objetivo, calificándose con un máximo de 1 punto si recoge el sentido del texto y las ideas esenciales del mismo.
Se reducirá la puntuación cuando:
- Se considere que la respuesta omita parte esencial del texto, aunque evidencie comprensión suficiente del mismo, o cuando se centre sobre algún aspecto secundario.
- Se produzca traslación literal de parte del texto o su totalidad.
- Se extienda de forma excesiva e incluya detalles secundarios o irrelevantes.
- Se limite a una simple mención del tema.
- Parta de una comprensión errónea del sentido del texto.


Pregunta 3. Se concederá un máximo de 3 puntos al comentario que se ciña a las ideas y contenidos del texto, y que aporte una valoración crítica.
La máxima puntuación se concederá cuando en el comentario se ponga de manifiesto:
- La interpretación correcta del sentido del texto y su intención.
- La exposición del punto de vista del alumno sobre las ideas esenciales del mismo. Pueden referirse al texto en general o a cualquiera de sus aspectos.
- La expresión de juicios de valor sobre el texto de forma argumentada. Para ello, se puede:
• Apoyar, destacar o precisar algunas afirmaciones.
• Matizar, contradecir …
• Ampliar la información con otros argumentos propios, causas o consecuencias.
• Relacionar con otros casos o situaciones conocidos por el alumno, u otros ejemplos de similar problemática.
• Sugerir o proponer posibles soluciones o alternativas a los temas planteados.
No se considerarán válidos:
• Análisis lingüísticos textuales: tipología del texto, procesos de comunicación existentes.
• Valoraciones exclusivas del estilo empleado (su corrección, belleza, alcance, etc.).
• Explicaciones redundantes del contenido: repetición de los argumentos empleados por el autor/a o copia literal sin aporte de visión personal.
• Valoraciones y opiniones personales no justificadas.
• Exposiciones teóricas o cualquier análisis formal del texto o de crítica literaria.

domingo, 15 de noviembre de 2009

NARRATIVA ANTERIOR A 1939



A comienzos de siglo, la novela seguía aún los esquemas del realismo y del naturalismo de la segunda mitad del siglo XIX. La novela realista se concebía como una copia de la realidad: hechos verosímiles, personajes extraídos de la realidad social, lugares reconocibles y minuciosamente descritos. El Naturalismo aporta la concepción determinista de la existencia: el comportamiento del hombre está determinado por su herencia biológica y el medio social en el que vive. Entre los novelistas que continúan la tradición realista destaca Vicente Blasco Ibáñez, cuyas novelas, como La barraca (1898) o Cañas y barro (1902), muy influidas por el Naturalismo, están ambientadas en la huerta valenciana.

Renovación. Grupo del 98

Frente a este tipo de novela, los escritores jóvenes de la época intentarán hacer algo diferente, radicalmente distinto. Hubo dos reacciones:


--La reacción del Modernismo , que pretendía hacer una novela donde predominasen los valores técnicos y formales; es decir, una novela en la que el esteticismo fuese lo prioritario. En esta línea se sitúan los Relatos de Rubén Darío y Femeninas (1895) de Valle-Inclán.
--La reacción del grupo del 98. En 1902 se publican en España cuatro obras significativas: La voluntad de Azorín, Amor y pedagogía de Unamuno, Camino de perfección de Baroja y Sonata de otoño de Valle-Inclán Estos relatos rompen definitivamente con la novela de estilo realista e inician un camino innovador, que culminará en los años y décadas siguientes. Los noventayochistas se sienten profundamente afectados por la crisis de valores de fines del XIX. Creen que la guerra de 1898 y la pérdida de los últimos restos de lo que había sido el imperio español es un momento adecuado para la regeneración moral, social y cultural del país.

Esta ruptura con la narrativa realista se manifiesta en los siguientes aspectos::
- El subjetivismo o antirrealismo. No se persigue, como en la estética realista, la reproducción exacta de la realidad, sino la expresión de la realidad interior.
- Concepción totalizadora. La novela es un género multiforme, en el que tienen cabida también la reflexión filosófica, el ensayo, el lirismo... (Azorín habla de ‘novela permeable’).
- Incorporación de innovaciones técnicas: la historia pierde importancia a favor del discurso: perspectivismo, supremacía del diálogo, alteración del tiempo lineal en la narración mediante tres procedimientos (simultaneidad, elipsis, saltos temporales), aparición del personaje colectivo y disminución de la importancia del argumento (y de la acción). Finalmente, el narrador omnisciente va dejando paso a otro tipo de narrador que se diluye y permite que los personajes hablen por sí mismos.


UNAMUNO (1864/1936)
Unamuno cultivó todos los géneros y en todos ellos se aprecian dos grandes ejes temáticos: el problema de España y el sentido de la vida. Se sirvió de la novela para la expresión y reflexión de sus ideas obsesivas sobre la religión, la vida, la muerte y la propia conciencia. Para ello interviene en el relato, dialoga con sus personajes, los convierte en símbolos, interpela al lector. Se escapa así de los postulados tradicionales del género ya que en sus novelas no hay descripción ambiental, no hay autonomía en los personajes y el desarrollo de la acción es mínimo; para estas novelas tan heterodoxas, Unamuno acuñó el término "nivolas".
En 1914 publica Unamuno una de sus mejores novelas: Niebla. Lo que más sorprende al lector de esta obra es la utilización del conocido juego vida-literatura: Augusto Pérez, el protagonista de la novela, se enfrenta con su creador en un ambiente de confusión entre lo que es verdad y lo que es ficción. Algunos críticos interpretan la obra desde el problema de la libertad del personaje frente a su creador; si consideramos a Augusto Pérez trasunto de Unamuno, esto le serviría al autor para exponer su rebelión contra Dios.
Unamuno también se sintió atraído por el tema de la lucha entre hermanos, por la historia bíblica de Caín y Abel. Este motivo fratricida sirve de base a su novela Abel Sánchez (1917), metáfora, en cierto modo, de la envidia hispana y de la imposibilidad de convivencia de los seres humanos.
En 1921 publica La tía Tula, ese complejo personaje femenino que se mueve constantemente entre el deseo y la culpa, y que implica una protesta contra el destino adjudicado socialmente a la mujer.
En 1930, San Manuel Bueno, mártir. En esta obra aparecen todos los motivos que, recurrente e insistentemente, habían ido apareciendo en sus novelas anteriores: la lucha agónica del individuo en este mundo, el creer y el aparentar creer, la soledad, los problemas de la fe, la vida como sueño... Cuenta la historia de un cura de pueblo que ha perdido la fe, pero que aparenta tenerla para que sus feligreses mantengan intactas sus creencias religiosas.
En sus novelas, Unamuno expresa, a través de sus personajes convertidos en "otros yos", sus propias preocupaciones e incertidumbres, su propio sentir paradójico.


PÍO BAROJA (1872/1956)
De ideología liberal, evolucionará con el tiempo hacia un cierto conservadurismo moral. Sin embargo, las críticas que aparecen en sus libros, dirigidas tanto a sectores identificados tradicionalmente con las derechas como con las izquierdas, le enemistaron con los dos bandos enfrentados en la guerra civil.
Su producción narrativa se organiza en grupos de tres novelas (trilogías) que siguen un tema común.:


- Madrid en sus distintos ambientes y clases sociales (trilogía de La lucha por la vida: La busca; Mala hierba; Aurora roja). La busca nos cuenta la historia de Manuel, su caída en la delincuencia y sus andanzas por las afueras de la ciudad (que representa el mundo de la golfería).
- Ciudades europeas que él conoció (trilogía de Las ciudades)
- El País vasco y las tareas del mar (trilogía Tierra vascaLa casa de Aizgorri, El mayorazgo de Labraz y Zalacaín el aventurero-).
- Las guerras carlistas y la historia española del XIX sirven de trasfondo a la serie titulada Memorias de un hombre de acción, integradas por 22 novelas centradas en la vida de Eugenio de Avinareta, antepasado de Baroja.
- Conflictos existenciales de un individuo sensible en la España de la época (El árbol de la ciencia y Camino de perfección).
Sus novelas se caracterizan por los siguientes rasgos:
- Novelas centradas en un personaje -activo y dominador o pasivo y sin voluntad- a través del cual nos introducimos en los distintos ambientes.
- Acción y diálogos abundantes, mediante los cuales se exponen distintas concepciones del mundo. Como contrapunto aparecen a veces una especie de remansos líricos.
- Marcada presencia del narrador a través de comentarios y reflexiones (lo que permite al propio Baroja expresar sus ideas filosóficas, literarias y políticas).
- Descripciones impresionistas a base de pinceladas o unos pocos detalles físicos y psicológicos para describir a los personajes.
- Cierto desaliño expresivo (exagerado por los críticos). Para Baroja todo debía subordinarse a la exactitud y a la claridad; de ahí la naturalidad de su estilo y el tono conversacional de sus novelas.


VALLE-INCLÁN
Dos estilos definen la obra de Valle: modernismo y esperpento.
Los años de inicio están marcados por la tendencia modernista y representados por las cuatro Sonatas: Sonata de otoño (1902), Sonata de Estío (1905), Sonata de Primavera (1904) y Sonata de invierno (1905); supuestas memorias del Marqués de Bradomín, una especie de donjuán, "feo, católico y sentimental". Lo más destacable de las Sonatas son sus valores formales, la prosa rica, refinada, sensual y llena de ritmo.
De esta primera época también es la trilogía de La guerra carlista: Los cruzados de la causa, El resplandor de la hoguera y Gerifaltes de antaño (1908/1909), que narran episodios de la última guerra carlista de España y presentan la España tradicional (carlistas) enfrentada a la liberal (republicanos).
Entre las obras de la última época destaca la que sin duda es una de las mejores novelas de la primera mitad del siglo XX, Tirano Banderas (1926). La historia se centra en un supuesto dictador americano y no está localizada en un tiempo ni espacio concretos (aunque la ambientación lleva a pensar inmediatamente en México, país que Valle visitó varias veces). Presenta rasgos del esperpento (ver tema del Teatro anterior al 36, Valle-Inclán), técnica mediante la cual Valle degrada personajes y acciones que antes habían sido mostrados mediante un tono elevado. Merece destacarse el asombroso dominio de la lengua con la incorporación de giros y expresiones hispanoamericanas.
Por último, las tres novelas de El Ruedo ibérico (1927-1932), también de estilo esperpéntico, en las que Valle intenta reflejar la historia y vida de nuestro país desde el reinado de Isabel II hasta el desastre del 98, ponen al descubierto la degradación social y moral de España durante esa época.


AZORÍN
En las novelas de Azorín (José Martínez Ruiz) la narración se fragmenta en instantáneas que congelan el tiempo y captan la impresión del instante. Realiza un profundo análisis de la percepción influido por la filosofía, la literatura y la pintura impresionista, pero también por la fotografía, el cine y el periodismo, que contribuyen a congelar el momento y captar la impresión del instante. Un ejemplo de novela impresionista es La voluntad (1902), con fragmentos de vida y sensaciones separadas entre sí cuyo protagonista, Antonio Azorín, es un ser pasivo y sin voluntad.

Novecentismo y vanguardia

Ortega y Gasset, el gran filósofo y ensayista novencentista, habla de las características de la novela de su tiempo, llegando a una serie de conclusiones:
a. La novela de inspiración realista está agotada por dos razones: la dificultad para encontrar nuevos temas y la mayor exigencia del público culto.
b. La nueva novela debe dejar de ser “descriptiva” para ser “presentativa”, ya que el lector nuevo prefiere el juicio, la opinión del autor.
c. La nueva novela debe ser un género lento, que describa más la atmósfera que la acción.


Así, la novela novecentista sigue la línea de renovación del género,  apartándose del Realismo y el Naturalismo y continuando los intentos del Modernismo y 98. Esta novela es minoritaria. Presenta cuatro tipos fundamentales: el lirismo, el intelectualismo, el humor y la deshumanización -la novela se centra más en las técnicas que en el argumento y los personajes-.


Dentro de la tendencia realista, pero con un tono frecuentemente humorístico estaría la obra del gallego Wenceslao Fernández Flórez (El bosque animado).


Ramón Pérez de Ayala. Sus primeras cuatro novelas tienen un mismo protagonista y un fuerte contenido autobiográfico, como A.M.D.G, contra la educación de los jesuitas. En la década de los veinte escribe una serie de novelas (por ejemplo, Belarmino y Apolonio) que pueden llamarse intelectuales porque lo importante en ellas no es la acción sino las reflexiones sobre los temas más diversos: filosofía, psicología, política, moral.


Gabriel Miró. En una primera etapa (Las cerezas del cementerio, 1910, novela intimista y de introspección) está muy presente la influencia modernista: ambientes refinados y artificiosos, personajes abúlicos e inadaptados, atmósfera sensual. En una segunda etapa (Nuestro Padre San Daniel, 1921; El obispo leproso, 1926), Miró encuentra un estilo más personal con una prosa elaboradísima, en la que lo más importante son las prolijas descripciones de sensaciones y ambientes.

Ramón Gómez de la Serna es el novelista de vanguardia, por excelencia. Conocido sobre todo por sus “Greguerías”, quizá lo más interesante de su producción literaria sean sus novelas, donde reluce su carácter crítico y sarcástico.

 
La novela social
Frente a la novela deshumanizada, surge a partir de los años 30 un movimiento que reclama la rehumanización del arte, la vuelta a las preocupaciones humanas. La novela El nuevo romanticismo (1930), de José Díaz Fernández será el detonante de esta nueva literatura. Hechos históricos contemporáneos a estos autores, tales como la Revolución Soviética, la I Guerra Mundial o la guerra de Marruecos, motivaron que estos escritores tomaran conciencia de la realidad y sintieran la necesidad de denunciar aquellos aspectos más rechazables de la sociedad. Los temas giran en torno a la guerra de Marruecos y la situación de los obreros y campesinos, con lo que a veces estas novelas se convierten en reportajes sociales.

TEATRO ANTERIOR A 1939



Las distintas tendencias del teatro español del primer tercio del siglo pueden repartirse en dos frentes:


A) Teatro que triunfa, continuador del de la segunda mitad del XIX (drama posromántico de Echegaray, “alta comedia”, teatro costumbrista...). Sigue estas líneas:
A1.Una comedia burguesa, con Benavente y sus seguidores, con atisbos de crítica social.
A2.Un teatro en verso, neorromántico y con aportaciones formales del Modernismo, de orientación ideológica tradicionalista.
A3.Un teatro cómico, con un costumbrismo muy tradicional (se emparenta con el llamado “género chico”, parecido a la zarzuela.)


B) Teatro que pretende innovar, o con nuevas formas o con nuevos enfoques ideológicos. Aquí se hallan:
B1.En primer lugar, algunos noventayochistas (Unamuno, Azorín) y Jacinto Grau. Además, y por encima de todos, VALLE-INCLÁN.
B2.Más tarde, nuevos impulsos renovadores de la mano de las vanguardias y de la Generación del 27, con especial referencia a GARCÍA LORCA.


A1. La comedia benaventina. Benavente fue el gran triunfador en la escena teatral. Aunque sus comienzos fueron “revolucionarios”, pronto se inclinó por aceptar los criterios de empresarios y público. La línea más cultivada a lo largo de su carrera es la “comedia de salón” (retrato de las clases altas, criticando sus convencionalismos e hipocresías de manera muy suave). Otra línea es la del drama rural, muy falsa y poco poética. Su mérito consistió en barrer los últimos restos del drama posromántico para sustituirlo por la “alta comedia”: diálogo fluido, sin grandilocuencia, correcta construcción de la obra, etc. Entre sus obras, aparecen: Los intereses creados, La Malquerida, Lo cursi...


A2. Teatro en verso. Continuación de la declamación del siglo anterior. Presencia del arte verbal modernista (verso sonoro, efectos coloristas, etc.); pero la ideológica es conservadora: exalta las gestas medievales, los altos momentos del Imperio español. Algunos autores son: Francisco Villaespesa (La leona de Castilla, El alcázar de las perlas...), Eduardo Marquina (Las hijas del Cid, En Flandes se ha puesto el sol...) o los hermanos Machado (La Lola se va a los puertos, Juan de Mañara...)


A3. Teatro cómico. Retrata tipos y ambientes castizos, costumbristas, con toques humorísticos y planteamientos falseados de la realidad. Entre sus autores, aparecen: los hermanos Álvarez Quintero, que muestran una Andalucía tópica y falsa; CARLOS ARNICHES, el mejor, con gran habilidad en el diálogo y en la construcción de tipos; por último, aparece un género llamado “astracán” (comedias descabelladas, llenas de chistes, de juegos de palabras), creado por Pedro Muñoz Seca, y cuya cima está en La venganza de don Mendo.


B1. Estas tentativas se vieron condenadas al fracaso. UNAMUNO pretendía hacer teatro para presentar los conflictos humanos que le obsesionaban; son dramas de ideas, con escasa aportación dramática. AZORÍN construye sus obras en torno a lo irreal y lo simbólico. JACINTO GRAU construye un teatro denso, muy ambicioso, con lenguaje lleno de calidades líricas.


Sin embargo, es VALLE-INCLÁN el gran renovador de los lenguajes teatrales. Fue muchos más allá de lo que permitían las convenciones escénicas de su tiempo, empleando numerosos escenarios y con influencias cinematográficas. Las acotaciones de sus obras son verdaderas obras de arte literario.
La originalidad del teatro de Valle no tiene parangón en nuestra literatura y sus intentos de renovación dan como fruto el descubrimiento de nuevos caminos expresivos. El expresionismo de sus argumentos lo lleva al desarrollo del esperpento, profusamente representado por algunas de sus mejores obras. No es fácil la clasificación del teatro de Valle a causa de su variedad y complejidad. Podemos distinguir los siguientes cinco grupos de la producción de Valle:


--Farsa expresionista: Farsa y licencia de la reina castiza (1920).


--Tragicomedia: Divinas palabras (1920).


--Melodramas (Marionetas, para Valle-Inclán): La rosa de papel (1924) y La cabeza del Bautista (1924).


--Autos para siluetas: Ligazón (1926) y Sacrilegio (1927).


--Esperpentos: Luces de bohemia (1920), Los cuernos de don Friolera (1921), Las galas del difunto (1926), La hija del capitán (1927).


El primer grupo de farsas supone la aparición de lo grotesco en la obra de Valle, que olvida todo lo bello del mundo para introducirse en un ambiente degradado y viciado. Esta tendencia se agudiza con la tragicomedia Divinas palabras. El protagonista es Laureaniño el idiota, un enano hidrocéfalo explotado hasta la muerte por su madre y tíos. En esta obra lo feo, deforme y desagradable toma carta de naturaleza en la producción de Valle. La trilogía Comedias bárbaras (formada por Cara de plata, Romance de lobos y Águila de blasón) es equiparable al ambiente rural gallego que aparece en Divinas palabras. El tercer grupo está formado por los melodramas, dirigidos a la representación por medio de marionetas. El lenguaje es muy crudo y los argumentos se basan en sentimientos como la codicia, la lujuria y los celos.


Los autos para siluetas son el paso previo a la gran creación de Valle: el esperpento. El propio autor nos da varias definiciones de esta técnica literaria:


El esperpento lo ha inventado Goya. Los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato. Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el esperpento... Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas.
(Luces de bohemia, escena XII.)


Comenzaré por decirle a usted que creo que hay tres modos de ver el mundo artística o estéticamente: de rodillas, en pie o levantado en el aire... [Esta última] es mirar el mundo desde un plano superior y considerar a los personajes de la trama como seres inferiores al autor, con un punto de vista de ironía. Los dioses se convierten en personajes de sainete. Ésta es una manera muy española, manera de demiurgo, que no se cree en modo alguno hecho del mismo barro que sus muñecos. Quevedo tiene esa manera. Cervantes también... También es la manera de Goya. Y esta consideración es la que me ha movido a dar un cambio en mi literatura y a escribir los esperpentos, el género literario que yo bautizo con el nombre de esperpento.
(ABC, 7 de diciembre de 1928)


Por tanto, la técnica del esperpento consiste en deformar intencionadamente la realidad para mostrar de una manera más clara los aspectos más rechazables. El lenguaje se convierte en una mezcla de registros vulgares y de audaces metáforas. Luces de bohemia, dividida en quince escenas, supone la consolidación del esperpento. Narra la historia de Max Estrella, un poeta ciego que deambula durante veinticuatro horas por un Madrid injusto y mísero, cruel y violento. Acaba con la muerte del protagonista. Antes de morir, Max hace un recorrido a través de la vulgaridad y del dolor de las personas que le rodean, en un mundo antisocial caracterizado por la muerte.


B2. Algunos componentes de la Generación del 27 también tienen una faceta teatral, caracterizada por tres aspectos:
--depuración del “teatro poético”;
--incorporación de las formas de vanguardia; --propósito de acercar el teatro al pueblo. Entre los que lo cultivaron se encuentran Pedro Salinas, Rafael Alberti, Alejandro Caso y, por encima de todos,
GARCÍA LORCA. Su temática gira en torno al conflicto entre la realidad y el deseo. En sus obras aparecen combinados el verso y la prosa, y se va abriendo progresivamente a los conflictos colectivos, al teatro de tipo social, que debe ser acercado al pueblo. Pretende un “teatro total”, en plena comunicación con el público.
El teatro de Lorca es, junto al de Valle-Inclán, el más importante escrito en castellano durante el siglo XX. Se trata de un teatro de una gama muy variada con símbolos o personajes fantásticos como la muerte y la Luna, lírico, en ocasiones, con un sentido profundo de las fuerzas de la naturaleza y de la vida. Entre sus farsas, escritas de 1921 a 1928, destacan Tragicomedia de don Cristóbal y Retablillo de don Cristóbal, piezas de guiñol, y sobre todo La zapatera prodigiosa, una obra de ambiente andaluz que enfrenta realidad e imaginación. También pertenece a la categoría de farsa Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín. De 1930 y 1931 son los dramas calificados como -irrepresentables-, El público y Así que pasen cinco años, obras complejas con influencia del psicoanálisis, que ponen en escena el mismo hecho teatral, la revolución y la homosexualidad, a partir de un complejo sistema de correspondencias. Dos tragedias rurales son Bodas de sangre, de 1933, y Yerma, de 1934, donde se aúnan mitología, mundos poéticos y realidad. En Doña Rosita la soltera, de 1935, aborda el problema de la solterona española, algo que también aparece en La casa de Bernarda Alba, concluida en junio de 1936, y que la crítica suele considerar la obra fundamental de Lorca. Al comienzo de su carrera también había escrito dos dramas modernistas, El maleficio de la mariposa (1920) y Mariana Pineda (1927). La variedad de formas y tonalidad resulta deslumbrante, con el amor, presentado en un sentido cósmico y pansexualista, la esterilidad, la infancia y la muerte como motivos fundamentales

martes, 10 de noviembre de 2009

COLUMNA PERIODÍSTICA. "Energúmenos", de Rosa Montero



En "El País" de hoy:

ENERGÚMENOS

Que el islam de hoy está lleno de energúmenos es una trágica realidad imposible de tapar con eufemismos políticamente correctos. El fanatismo criminal forma parte de la oscuridad del ser humano y cualquier persona, cristiana o musulmana, sintoísta o atea, puede caer en ese abismo. Pero sin duda hay circunstancias históricas y sociales que lo fomentan. Los cristianos tuvieron sus tiempos feroces, desde luego, y aún existen extremistas cristianos que asesinan médicos abortistas en Estados Unidos o queman vivos niños en Nigeria porque dicen que están endemoniados. Pero ahora mismo esos bárbaros son un porcentaje ínfimo y residual. En el mundo cristiano, la sociedad civil lleva las riendas.
En el mundo islámico, en cambio, por complejas razones que no caben en este artículo, se está librando en estos momentos una durísima batalla entre la civilización y la barbarie. Porque, diga lo que diga ese invento de la Alianza de las Civilizaciones, que me parece un vistoso paquete lleno de aire, yo creo que no hay más que una civilización desarrollada por diversas culturas, entre ellas la musulmana, que ha aportado muchas cosas buenas a lo que somos hoy. Sin embargo, ahora, por desgracia, el islam está siendo abrasado por la fiebre integrista. Sudanesas condenadas a 40 latigazos por llevar pantalones, supuestos adúlteros y adúlteras lapidados (la última ejecución ha sido en Somalia la semana pasada)... Y el otro día, aquí mismo, en un pueblo de Ciudad Real, esa joven marroquí embarazada a quien dos compatriotas dieron una brutal paliza por no llevar velo (la chica abortó nueve días más tarde). Los energúmenos musulmanes, en fin, son un peligro para todos, pero especialmente, no lo olvidemos, para los propios musulmanes, que son sus primeras víctimas. Habrá que defenderse: no se puede transigir con los intransigentes.


CUESTIONES:
1. Resumen.
2. Tema y organización de ideas.
3. Comentario crítico del contenido del texto.
4. Análisis sintáctico: Habrá que defenderse: no se puede transigir con los intransigentes.